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Ten tus cutículas preparadas: hidrátalas y retíralas con un palito de naranjo o de vidrio templado
Utiliza la punta del filo y perfila el contorno de las cutículas mediante varios cortes
Usa el alicate para rebajar las cutículas muy gruesas, nunca apures hasta la misma base de la uña. Elimina, en caso necesario, los repelones o padrastros para evitar que se levanten aún más
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